viernes, 15 de junio de 2012


El oro de Cajamarca

Cuentan los más viejos la existencia de dos toros sementales que fecundaban las reses de todo Cajamarca, haciendo de ésta, la región más fructífera y ganadera de los Andes. 
Narran, que un día escaparon de su cuadra forjada en oro perdiéndodose por los valles de Cajamarca. 
Los astados, arrastraban consigo unas grandes y pesadas cadenas de oro macizo. Fueron muchos los campesinos que salieron a buscarlos aunque todo esfuerzo fue en vano.  
Dicen los viejitos que los toros se ahogaron en las lagunas. El primero se ahogó en Yanacocha, la gran laguna negra. 
El animal sediento por el camino quiso tomar un poco de agua fresca. El peso de la cadena lo venció y calló de cabeza, perdiéndose en las profundidades oscuras de la laguna.
Dicen que el segundo semental caminó solo mucho tiempo, llegó a la laguna del Perol y quiso remojar sus patas, cauteloso, permaneció cerca de la orilla.  Dicen que los suelos de las lagunas están llenos de caminos subterráneos que alimentan los grandes ríos. El animal quedó atrapado en uno extraviándose para siempre.
Nada más se supo de los sementales, pero sí de sus cadenas. Que al desprenderse de sus cuellos quedaron enterradas bajo el légamo maldiciendo la tranquilidad de sus aguas puras.
Hoy los viejos miran con ojos tristes las lagunas. Aquella que ya secaron convirtiéndola en un basurero de residuos y la otra que está por padecer el mismo destino.
Bajo sus limpias aguas descansa el oro que otros ansían. Aquel que perteneció a los bravos toros cajamarquinos.
Yanacocha es ahora un tajo abierto, tan grande que se ve desde el cielo. Dicen los viejos que las cadenas no te sueltan, que aquellos que las tocan quedan enredados para siempre en ellas.
Será por eso me pregunto yo, que tanta gente defiende Conga, será por eso me digo, que tantas personas quieren secar la laguna, porque están atrapados por el oro, que les ciega el corazón y les quita el sentido. 

A.Benlloch