martes, 13 de diciembre de 2011


La minería no es desarrollo


Hablo con el corazón en la mano, dejando las ideologías políticas a un lado y las responsabilidades de quienes han empezado esto a otro.
Solo hablo como ciudadana del mundo. Como ser humano que mira a su alrededor y es capaz de ver que ciertas cosas no están bien. Porque no es tan difícil darse cuenta que acabar con la principal fuente de alimento y vida de las personas y de la tierra no es lo más apropiado.
No se trata de izquierdas o derechas, no se trata de poder, de plata o de fama. Se trata de nuestras vidas.
Hace un año tuve la suerte de poder trabajar en Cajamarca, una de las tantas hermosas regiones que tiene el Perú. Sus valles verdes e inmensos, con ríos profundos que recorren sus quebradas abastecen a las comunidades, pueblos y a la misma ciudad de Cajamarca.
En estos viajes conocí cual es la principal preocupación y desasosiego de sus pobladores; la minería. Fue entonces cuando conocí a Yanacocha y por primera vez, cuando vi con mis propios ojos lo que la llamada minería “responsable” le estaba haciendo a esas tierras y a las personas que viven en ellas.
Donde antes reposaba apacible una hermosa laguna llamada Yanacocha (laguna negra) ahora se abre paso un monstruoso tajo abierto que la minera mal llamada con el mismo nombre, reemplazó en busca indiscriminada de oro.
Cuando una camina sobre esta tajada a cielo abierto, el corazón se le oprime y se le hace un nudo. Los cerros cortados pintados de rojo parecen estar sangrando. Y donde antes nacían cientos de manantiales ahora solo quedan montones de piedras y tierra seca.
Pero nada es tan doloroso como ver los ríos. Aquellos que antes fueron generosos y puros, ahora caminan cansados y sucios. Contaminados con mercurio, arsénico, cianuro y otros metales venenosos siguen sus rutas “alimentando” y abasteciendo a poblados enteros.
Yo vi como esos ríos que antaño fueron transparentes y claros , hoy lucen amarillos.
Con esas aguas las personas riegan sus cosechas, con esas aguas mantienen a sus animales, se bañan y cocinan. Con estas aguas, dan de beber a sus hijos y se alimentan.
Yanacocha es solo un ejemplo de lo que las empresas extractivas le están haciendo al Perú. Los minerales, el gas y el petróleo son las riquezas de un país que está condenado a la explotación y al asesinato de pueblos y ecosistemas enteros.
Hace diez años Yanacocha derramó más de 150 kilos de mercurio a lo largo de 40 kilómetros de la carretera que une la ciudad de Cajamarca con Pacasmayo. La población más afectada fue la de Choropampa, un pequeño pueblo inmerso en el corazón de los Andes del Perú, conformado por gente campesina que sobrevive gracias a la agricultura y el pastoreo.


Este es el drama de una población infectada por el vertido del mercurio en la zona (metal que la compañía norte-americana Newmont Mining Corporation y la compañía peruana Buenaventura emplean para purificar el oro que extrae del subsuelo peruano).
La empresa Yanacocha ofreció a los niños algunas monedas a cambio de que recogieran con sus manitas el mercurio derramado, daban escobas a las mujeres y a los hombres de la comunidad para que lo barrieran. Algunas personas desconociendo el peligro que este metal ocasiona a la salud jugaban con el líquido o lo pasaban por su cuerpo.
Una vez adentro del cuerpo humano, el mercurio funciona como una neurotoxina, interfiriendo con el cerebro y el sistema nervioso.
La exposición al mercurio puede ser particularmente peligrosa para las mujeres embarazadas y los niños pequeños. Durante los primeros años de vida el cerebro del niño sigue en desarrollo y absorbe nutrientes rápidamente. La exposición al mercurio antes del nacimiento y durante la infancia puede causar retraso mental, parálisis cerebral, sordera y ceguera. Incluso en dosis pequeñas el mercurio puede afectar el desarrollo del niño, causando déficit de atención y problemas de aprendizaje.
En los adultos, el envenenamiento por mercurio puede afectar adversamente la fertilidad y la regulación de la presión arterial, además de causar pérdida de la memoria, temblores, pérdida de la visión y entumecimiento de los dedos de manos y pies. La exposición al mercurio también podría producir enfermedad cardiaca.
Diez años después la población de Choropampa y algunas aledañas que también fueron afectadas siguen sufriendo los estragos de este elemento y la irresponsabilidad de la minera que impunemente sigue ejerciendo sus labores de explotación, contaminación y asesinatos en la región de Cajamarca.
No voy a entrar en detalles con esto, solo quería mencionarlo porque creo que es importante para comprender la extensa lista de delitos que tiene tras de sí esta compañía, reitero, mal llamada “responsable”.
Ahora la misma minera que ha hecho desaparecer ríos y manantiales, contaminado a poblaciones enteras, amenazado a defensores del medio ambiente, comprado a dirigentes, gobernantes y prensa… quiere llevar a cabo el Proyecto Conga, ubicado en la región de Celendín, Cajamarca. Lo que supondría entre otras cosas, la desaparición y el impacto de más de 800 manantiales, 102 captaciones de agua para consumo humano, 5 quebradas, 6 lagunas, 18 canales de riego.
Unas 65 hectáreas de espejos de aguas y más de 10.000 hectáreas de bofedales que junto a las lagunas, hacen la función de cabeceras de cuenca pues de ellas nacen varios ríos que abastecen a las personas.
No se ustedes pero yo leo esto y me muero de miedo y de rabia.
Este proyecto además supondría la demolición de más de 92.000 toneladas de roca al día por 17 años y por supuesto unas 80.000 toneladas de residuos tóxicos AL DIA.


No voy a entrar tampoco en las incongruencias que ha habido a la hora de elaborar el Estudio de impacto ambiental, las mentiras, los medios comprados, y el abuso por parte del Estado declarando el Estado de Emergencia ante el paro y las manifestaciones pacíficas de cientos de campesinos afectados.
Solo quiero decir que lo que está sucediendo en Cajamarca es algo terrible que todos y todas debemos defender. Apoyar al pueblo de Cajamarca es nuestro deber como seres humanos responsables y conscientes. El agua y la vida están en serio peligro, y ni por el oro ni por ningún otro mineral merece correr este riesgo.
He escuchado millones de veces decir que el Perú tiene una larga tradición de minería y que la minería es buena para el país porque ayuda a la inversión en educación, sanidad, alimentación etc.
Creo que solo hay que ver la situación en la que se encuentra Cajamarca (el tercer departamento mas pobre del Perú), el miedo con el que viven sus habitantes, la impotencia, el descontento… para darse cuenta que la minera no trae progreso alguno.
Además de la cantidad de niños con desnutrición, la situación de la pobre educación del país y de un sistema de salud decadente en zonas rurales.
Para quienes desconozcan este dato, en Perú el canon de minería que supuestamente muchos creen que se invierte en políticas sociales no es así. Ese canon solamente puede invertirse en obras, osea cemento... más claro, en esas horrendas y absurdas piletas de colores que encontramos en todas las plazas o en esos momumentos de piedra espantosos que algunos alcaldes hacen en honor a "su familia", también en carreteras mal construidas o edificios para colegios que carecen de profesores y utensilios escolares para los niños.
El Perú ha sido siempre, desde los pueblos originarios un país que se ha dedicado a la agricultura, Es un país rico en alimentos curativos y nutritivos que solo se encuentran en estas tierras. Sin mencionar el despilfarro de plata por parte de los representantes y el gobierno, plata que podrían invertir en educación, sanidad y alimentación por ejemplo.
Ni el oro, ni el cobre, ni el petróleo… son más valiosos que el agua.
Recomiendo a todas las personas que defienden el proyecto Conga, la minería depredadora, el asalto a la tierra… que vayan a Cajamarca. Muchas veces las palabras están de más cuando las imágenes muestran cual es la verdadera realidad de un país.


A.Benlloch

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