El lorito de Graciela
Graciela tenía un lorito de plumas azules, con una larga cola roja brillante y un pico negro y encorvado. Adoraba las pipas de girasol y cantar por las mañanas temprano.
Era la devoción de la vieja Graciela. La acompañaba las 24 horas del día mientras hacía sus labores o veía sus programas de televisión favoritos.
Graciela tenía miedo por su hermoso lorito cuando el perro del vecino ladraba durante horas frente a su jardín.
"¡Su perro se quiere comer a mi loro!" le decía cada día.
Una noche el vecino vio llegar a su perro con algo entre los dientes. Unas plumas azules y rojas salían de su boca babeante. El dueño del chucho se coló a hurtadillas en el jardín de su vecina con el lorito muerto y lo metió en la jaula vacía.
A la mañana siguiente Graciela llamaba a su puerta asustada."¡No sabes que le pasó a mi loro! Ayer se me murió de viejo y lo enterré en mi jardín. Hoy recién me levanté y no se como... el loro había vuelto a su jaula!"
A.Benlloch
Si a este breve pero intenso relato le pones imágenes tendrías un corto de muy buena factura.
ResponderEliminarRoberto Canelles
Qué gracioso, mi abuelo nos contaba esta misma historia cuando éramos niños. Y nos la contaba de primera mano, decía que le sucedió a un amigo.
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