viernes, 1 de enero de 2010



Vuela, sueña, vive...

Hace casi un año que no habría el cajón del escritorio de mi habitación... bajo todos los papeles y trastos desordenados encuentro una pequeña libreta cuyo título es "Vuela, sueña, vive".
Recuerdo que me la regaló Anita cuando iba a subir al avión que me llevaría camino de Cuba.
No escribí demasiado... pero al leer lo que contenía no pude evitar recordar el mismo instante en que escribí cada palabra y todo lo que aquello me producía. Estas fueron las últimas:
"Como puedo explicar todo lo que llevo aquí dentro. Siento que las cosas suceden por algún motivo y que actuas según te nace en cada momento que tu consideras especial. Aquí no hay nada más maravilloso que dejarse llevar... No se que es lo que envuelve este lugar, tanta gente diferente, pero a la vez tan parecidos. Tan lejos de todo aquello que consideras tu vida, tu hogar. Hay una magia que envuelve cada instante que se vive áquí de manera intensa... no se si es la isla, el calor o la gente... no se si soy yo. A veces me siento capaz de comerme el mundo entero, y cada decisión que tomo es el mayor acierto... que van más allá de los sueños. Sólo es ese momento, lo demás no importa. Solo ese instante que te hace feliz... y lo demás, ya no importa. No quiero que termine nunca. Me he sentido así tantas veces desde que estoy aquí... Así estoy, dejándome llevar por la magia de este lugar, con una pelea constante sobre lo que está bien o está mal, sobre cuales son los límites absurdos que te impone la sociedad. Hasta que termino ahogándome en una marea de dudas.
La Habana es un sueño donde los sueños se caen a pedazos por las paredes de las casas a medio hacer, donde las calles encharcadas sostienen los pasos de aquellos que luchan por sobrevivir bajo la apariencia de que todo va bien. Pero es que todo va bien y todo va mal.
Ahora queda la despedida, la amargura de si algún día volveremos a vernos, el olor penetrante a guayaba por las calles y el sonido de los almendrones que se abren paso bajo un denso humo negro que envuelve la ciudad. Y por encima de todo la música de los trovadores, que con sus letras y su fuerza continúan con la lucha revolucionaria que envuelve este lugar. Y tengo ganas de llorar, cuando abrazo a aquellos que durante este tiempo han sido mis amigos, mis hermanos. Tan lejos... quien sabe si volveremos a vernos.
Cambian tanto las ideas cuando uno las ve desde fuera, y cuando penetra en ellas se da cuenta de que no tiene ni idea, que la complejidad es tan inmensa que no puede comprenderse si no eres de este lugar.
En mi memoria almaceno cada fotografía que mis ojos han realizado a su paso por la ciudad.
La escuela, un mundo a parte, una estación de sueños, de promesas, de intercambios y fiestas. De amigos a los que volveremos a ver, y personas que como tantas otras, pasan por nuestras vidas formando parte de instantes que ya nunca se olvidan. Así me quedo yo, con la conciencia tranquila, con la conciencia intranquila...
Ahora solo me queda esperar, donde me llevará el camino, cuales serán mis pasos, mi destino. Ya nunca olviadré este lugar, ni a aquellos que durante este tiempo compartieron mis alegrías y mis sueños...

A.Benlloch

2 comentarios:

  1. Escribir de esa manera sobre los maravillosos recuerdos que se tiene de un país y, sobre todo, escribir también sobre sus imperfecciones de éste, es una actitud que no sólo la encuentro tolerante y amplia, sino esencialmente tierna.

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  2. gracias... de verdad.....

    Alba.

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