miércoles, 24 de noviembre de 2010

Miedo

Siempre pequé de ser excesivamente confiada, o al menos, es lo que me han repetido desde que tengo memoria. “No hables con extraños, mira bien con quien te mueves, no te fíes de nadie”.
De adolescente, infringí todas las leyes de los padres: Me subí a coches de extraños, hablé siempre con todo el mundo, fuí a lugares desconocidos donde me quedé con gente desconocida y por qué no, acepté caramelos de cualquier persona amable que se me acercara.
No digo que lo que hice estuvo bien, pero tuve la suerte de que nunca me pasó nada y quizá eso, me llevo a convertirme en excesivamente confiada. Aunque confiada o ingenua, siempre tuve mis límitaciones.
Cuando llegué a Lima me hablaron de la violencia y del peligro. Entre otras cosas, el peligro de subir a un taxi. Acá, a diferencia de otros países, cualquier persona puede manejar un taxi. Es más, las “licencias” las encuentras por 20 soles en el centro. Así que de un modo u otro te pasas el tiempo infringiendo la ley de cuando eras niño “nunca te subas con extraños”.
Todos los días quieras o no, te subes a un taxi exponiendo tu vida. No hay nada ni nadie, que te asegure que llegarás sana y salva a tu destino. Aún así, malas personas hay en todos los lugares del mundo, y uno, lógicamente, nunca piensa, que nos vaya a tocar a nosotros.
Nunca hasta ahora había vivido una situación de violencia en mi propio cuerpo. Ahora, se lo que sienten muchos cuando hablan del miedo. No hay peor sentimiento. Pero aún es peor, acostumbrarse a ello. En Lima, es normal tener miedo, si no lo tienes, estas muerto.
A mi no me gusta vivir con miedo, ¿a quién si? Yo nunca lo tuve, hasta ahora. Después de que un taxi nos raptara para que dos asaltantes compiches que le estaban esperando nos golpearan armados y de la forma más violenta posible nos robaran y nos dejaran psicologicamente hechos una mierda, ahora, si se lo que es tener miedo de verdad.
Otras veces sentí miedo: miedo a la oscuridad, miedo por una película, miedo a lo desconocido, miedo a una noticia triste, miedo a la pérdida de algo o alguien amado, miedo incluso a la verdad… pero este miedo, el miedo que genera la violencia, que genera la incomprensión, el miedo donde violan tu derecho a la vida misma. Ese, es un miedo inexplicable.
Yo no puedo sacar de mi mente la mirada de aquel tío que armado con un punzón se abalanzó sobre mí. Casi no puedo recordar su rostro, ni lo que llevaba puesto… solo tengo su mirada, acercándose desde fuera y abriendo la puerta del carro, como en una película vieja que se repite una y otra vez por mi memoria, sin dejar de atormentarme. Cuando ves una mirada así, te das cuenta de lo poco que vales para esa persona.
No es justo caminar por las calles y agachar la cabeza intentado pasar desapercibida, no es justo que como mujer, tenga que taparme porque ir sin chaqueta me expone a miradas desagradables, no es justo que a cierta hora no pueda ir por la calle porque soy carnada fácil de asaltantes o violadores. Tampoco que no pueda hablar ciertas verdades porque mis palabras puedan molestar a otros y exponerme, y no es justo que ahora, cada vez que miro a un taxista desde fuera, dude de su confianza como ser humano, piense lo peor de él o tenga terror de subirme a su carro.
Conocí a personas que apendieron a vivir escuchando tiros bajo su casa, sabiendo que una bala perdida o unas zapatillas llamativas podían quitarle la vida. Conocí a mujeres que aprendieron a vivir con el recuerdo de unas manos sucias tocando su entrepierna o tapando su boca mientras el mundo se derrumbaba con ellas. Conocí a personas que tuvieron que aprender a soportar las amenazas de aquellos que quieren quitarles sus tierras. He visto el terror en todas sus caras. Pero viven con ello y se adaptan.
Yo no quiero vivir así, con miedo. Nací en entre naranjas, petardos y tardes en la plaza.
La realidad también es otra, además de los abrazos y el cariño, también el mundo es un lugar jodido. Pese a todo, no quiero perder eso que siempre fue parte de mi, la ingenuidad de un mundo bueno y hermoso, habitado por gente llena de amor, pero sobre todo, no quiero aprender a vivir con miedo.

A.Benlloch

8 comentarios:

  1. Desde luego una angustiosa experiencia en la vida...no tengas miedo..

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  2. Sí, este mundo es un lugar complicado, Alba. Entiende poco de matices. Igual te ofrece tardes en la plaza como te revienta en tus narices un sueño, a contrapelo y sin esperarlo. No temas, Alba, se puede vivir aprendiendo del propio miedo, sin que lo tengas de eterno compañero.Te volverás más precavida, pero esencialmente seguiràs siendo la misma. Te queremos. Irene, Jose y Pepi

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  3. Alba que esto no rompa tus proyectos.
    que te haga ser más fuerte.
    más lista... más precavida

    Ojala que esos tipos y los que les compraron el material robado, tengan que gastarse ese dinero en medicinas.

    Alba te queremos tanto, tanto

    desde Andorra manolo,filo,manel,elena

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  4. No dejes que ese miedo se arraigue a tu alma... no impidas que ese miedo te haga volar.
    con mucho cariño... los tipets.

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  5. Gracias a todos por el apoyo y el cariño... por esto merece la pena las cosas hermosas de la vida.
    Los quiero!

    Alba.

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  6. Ánimo Alba, estamos contigo. Estás haciendo algo valiosísimo. No cejes en tu empeño. Somos muchos los que te seguimos y los que, gracias a tí, podemos vivir un poquito de tu sueño. Ánimo preciosa.

    Un fuerte abrazo.

    Natalia Contell.

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  7. Gracias linda! es hermoso sentir el apoyo de la gente que pese a la ditancia los tengo acá cerquita y me animan para seguir adelante.
    Un beso enorme!

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  8. "Yo no quiero vivir así, con miedo. Nací en entre naranjas, petardos y tardes en la plaza.
    La realidad también es otra, además de los abrazos y el cariño, también el mundo es un lugar jodido. Pese a todo, no quiero perder eso que siempre fue parte de mi, la ingenuidad de un mundo bueno y hermoso, habitado por gente llena de amor, pero sobre todo, no quiero aprender a vivir con miedo".



    No lo pierdas ;)

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