viernes, 11 de noviembre de 2011


Mamá


Nunca le pregunté a mi madre como habría querido que fuera su vida si hubiera sido diferente a como es ahora. No digo que esté mal, pero uno siempre intenta imaginar como serían las cosas de manera distinta, por ejemplo, si no hubiese tomado una decisión tan sencilla como casarse con mi padre.
Mi madre siempre me cuenta historias de cuando era niña. Nació en una cueva, no como las de las cavernas en el paleolítico. Eran unas casas construidas bajo tierra, como las de los Hobbits, con su puerta de madera y un patio trasero donde guardaban los animales y había un pozo.
Fue la quinta de siete hermanos y la segunda mujer. Dicen que de niña sonreía mucho y que tenía toda la cara "dels Rodamesos", la familia de mi abuelo.
Estudió en un colegio de monjas malvadas, rodeada de mujeres, y aunque siempre fue una buena estudiante nunca pudo empezar la universidad. Mi abuelo, la puso a trabajar desde muy joven en el taller, junto a sus hermanos mayores.
Ella me ha contado alguna vez que le habría gustado estudiar, pero jamás se arrepintió de ponerse a pintar. Trabajar en el taller le dio la oportunidad de pasar más tiempo con su familia y estar con mi abuelo hasta el último día.
Conoció a mi padre en Montanejos, en uno de esos veranos en los que los amigos se convierten en hermanos y los amores te marcan para el resto del año. Dice que lo que le atrajo de él fue su indiferencia. Siempre fue un poco terca, para que negarlo.
A veces me ha contado la historia de un alemán, un joven muy guapo, alto y rubio que se enamoró perdidamente de ella. Dice que por tonta rompíó su foto, pero siempre lo recuerda.
A veces me hablaba de Godella, cuando las calles eran de tierra y los colores eran en blanco y negro o sepia. Cuando de niña bajaba al corral a buscar leche de vaca y regresaba dando vueltas completas a la lata. Cuando pasaba la horchatera con sus burros y por una peseta tenían un vasito de horchata fresca. Cuando una mañana de reyes recibió la misma muñeca que el año anterior pero remendada. Y cuando viajaban a Serra donde cogían enormes cerezas y se tumbaban bajo sol con las panzas llenas.
Mi madre dice que los años le han cambiado el carácter, pero cuando sonríe yo la sigo viendo como en esa foto vieja y arrugada, como una niña traviesa, siempre con algo en la cabeza. A veces cuando no se da cuenta la miro, me sorprende lo fuerte que es, y cuantas cosas ha vivido.
Parece que siempre está pensando en algo, como si los recuerdos dieran vueltas a su alrededor, y aunque es alegre y abierta, uno nunca sabe que tiene en su interior.
Siempre tuvo muchas amigas, aunque pocas de verdad. Y aunque la vida le dio muchos desengaños, siempre se levantó con la cabeza alta y caminó sin pensarlo. Cagándose en todos, como suele decir, "Las personas que de verdad te quieren siempre van a estar ahí".
Nunca le pregunté si cuando se quedó embaraza de mi, me habló alguna vez, o que sintió cuando me vio; gorda calva y llena de sangre. Como el hombre del calabozo, con dos ojos abiertos y redondos.
Me gusta pensar que cuando estaba triste abrazaba su barriga y yo desde dentro le sonreía.
Siempre sentí que mi madre, quiso para mi todo lo que ella no pudo tener. Por eso siempre me animó a luchar por mis sueños, a ser independiente y fuerte. A buscar mi felicidad por encima de todo, sin frenos ni temores.
Yo sólo puedo decir, que me alegra que no eligiera al alemán, si no a mi papa.
Mi madre siempre será mi madre, pero también mi enfermera, mi psicóloga, mi consejera y mi amiga. Nunca le he dicho cuanto la admiro y lo orgullosa que me siento de parecerme a ella.


A.Benlloch

4 comentarios:

  1. Alba gracias, me conoces mejor que yo misma.
    Como puedes tener tanta memoria?
    Las lagrimas me impiden leer pues me llenan de recuerdos.
    No puedo pedir más,estoy muy orgullosa de poder tener una hija tan buena y siempre pendiente de su familia.Gracias cariño te quiero mas que a mi vida

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  2. Permíteme un "taco de tu tierra"... "Alba, eres la hostia". Te quiero un montón.

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  3. Gracias.....
    Yo también te quiero.

    Alba.

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  4. Eres muy grande Alba. Me haces llorar de felicidad cada vez que te leo. Tuve el honor de conocerte en Montanejos y siempre te llevaré en mi corazón...

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