domingo, 31 de julio de 2011

Las llaman "empleadas del hogar"


En lima, la gente esta tan acostumbrada a tener empleada del hogar que no es extraño no levantarse de la mesa tras el almuerzo para recogerla y lavar los platos. Hacerte la cama, preparar la comida, limpiar, poner una lavadora…
Tener una chica, cuanto más joven mejor, a veces dos , que limpian, cocinan, obedecen y crían a los hijos, es absolutamente normal. Un punto de encuentro entre la violencia, un acceso restringido a la educación y a poder ejercer su ciudadanía.
Trabajan tantas horas, tantos días a la semana que la posibilidad de relaciones externas al hogar de “acogida” resulta casi ficticia. Pues la casa y los niños necesitan toda la atención posible.
Nunca dejará de sorprenderme que casi toda la gente que conozco y pertenece a una clase social más o menos acomodada, se ha criado con una chica ajena a la familia. A veces incluso con varias. Pasan más años de su infancia con estas mujeres que con su propia familia.
Yo nunca me crié con alguien que no fueran mis padres, mis abuelos o mis tíos… a veces me pregunto como hacían para trabajar y poder cuidarnos a mi hermano y a mi sin que nunca nos faltara lo necesario.
Yo no soy quien para juzgar la forma de criar a lo hijos en cada familia, tampoco critico que esté bien o mal la existencia de las “nanas”, yo recuerdo de que niña, me preguntaba como sería que otra persona cuidara de ti y como en las novelas antiguas imaginaba la presencia de esta persona llena de complicidad, una consejera fiel y cariñosa entre madre y amiga.
Quizá sea la falta de costumbre, pero no logro habituarme a que algunas casas tengan mujeres uniformadas que en ocasiones, no siempre, son tratadas con absoluta frialdad, como entes que se mueven silenciosos por la casa, cabizbajas y misteriosas, dejando tras de si un halo de soledad y melancolía.
Lo que en muchas casas pudientes limeñas exiten son literalmente criadas o sirvientas, como las que alguna vez he leído en novelas o visto en películas de época. Es casi inverosímil que esto siga existiendo pues las características actuales del servicio doméstico aproximan a esta labor al trabajo servil de la época colonial. Pertenecer a grupos discriminados constituía una subordinación a la servidumbre y una virtual disponibilidad de las mujeres destinadas a la esclavitud. Aunque los acontecimientos han logrado cambiar estas formas de servidumbre a lo largo del tiempo, la situaciónde las trabajadoras del hogar en ocasiones no se aleja demasiado de esta realidad.
Tener una mujer que atienda la casa, los niños, que limpie, que cocine, es algo habitual incluso en aquellas que no presumen de riquezas. Algo que se ha convertido en una cuestión cultural más que de necesidad. El trato en muchas de ellas es casi familiar, con respeto y afecto. Una miembro mas de la familia que no cuesta demasiado mantener y que su ausencia supone un vacío difícil de reponer.
Claro que ésta no es la realidad ni mucho menos de todas las familias peruanas.
Entonces… ¿Ser empelada del hogar como lo llaman, supone la posibilidad de un trabajo para ellas o la ampliación de la brecha social entre los que tienen dinero en Perú, y los que no lo tienen?


A.Benlloch

1 comentario:

  1. ser empleada de hogar, seguro que es una posibilidad de trabajo "estable", de conocer algo más allende la sierra ó la selva... Pero ¡Ojala!, tuvieran la oportunidad de aprender, a leer, escribir, sumar y restar, decidir....
    Esto no entra en las reglas del juego y mantener su ignorancia asegura esta mano de obra economica y fiel.
    au

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