martes, 15 de marzo de 2011

Las tunas verdes


En Ishua solo quedan cactus, cactus y algunos viejitos que se las arreglan como pueden.
Irene, recoge las tunas que han crecido en los cactus de su chacrita ya medio seca por la falta de lluvias y las va colocando en su cestita, con cuidado de no derramarlas por el suelo y tener que agacharse. Con una pinza improvisada las atrapa, un palo de madera hace de brazo y en la punta, una taza de metal atada con una cuerdita finge ser la mano.
Estas frutas grandes, de piel gruesa y carnosas servirán de cena por varios días.
A lo lejos un par de vaquitas espantan escuálidas las moscas que revolotean curiosas entre sus nalgas. Ya no dan buena leche, pero al menos pronto calmarán el hambre.
Irene es pequeña, arrugada como una pasa y demasiado vieja, se mueve rápido y ríe con facilidad. No le gustan mucho las tunas, pero alimentan y como dice, no queda otra. En Ishua ya no queda nada, más que tunas.
En la sierra del Sondondo las cuatro casitas esperan en silencio que llegue el agua que tarda y que parece haber olvidado el camino de vuelta al pueblo. A varios kilómetros está el río que abastece a Irene y sus vecinos por tres días. Los viejos bajan hasta el valle y cargan sus botellas y baldes.
Otros pueblos se disputan el agua, cada día de la semana pertenece a una aldea. El tacaño líquido no conoce de penas o menesteres.
Los mas jóvenes se fueron a Lima como todos los que huyen de un futuro escrito, sin promesas ni optimismo. Tampoco alcanzaron sus sueños en la urbe, pero al menos no se mueren de sed ni de hambre.
Irene prefirió quedarse en el pueblo. Ya no sabe vivir en otro lugar.
En Ishua no hay agua, tampoco hay comida, pero al menos, las tunas siguen creciendo.
Irene, cruza todos los días el pueblo hasta ver a lo lejos los cactus de cuatro metros que como gigantes verdes la esperan sonriendo.


A.Benlloch

1 comentario:

  1. me gustan las tunas de hecho tengo 5 ranchos donde crecen tunas y 9 de aguacate.si queres informacion llamame al 3147456

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